Cofradía del Santísimo Cristo del Descendimiento y Maria Santísima en su Quinta Angustia “Las Tres Marías”
FUNDACIÓN
El origen de esta hermandad, conocida popularmente como “Las Tres Marías” ha de buscarse en la ceremonia o drama sacro del “Desclavamiento” que hasta el último tercio del siglo XVIII se realizaba en la iglesia de San Pablo cada Viernes Santo. Tras los sucesos del 36 y habiendo perdido su patrimonio, la hermandad se reorganizó en 1942 en el convento de San Antonio de Padua, si bien en la actualidad tiene su sede canoníca en la Iglesia Parroquial de San Pablo.
ESTACIÓN DE PENITENCIA
La tarde del Viernes Santo es un “hervidero” de gente que recorren a toda prisa las calles para poder contemplar la cantidad de hermandades que salen a realizar su estación de penitencia, nazarenos que cubren sus rostros con antifaces de diferentes tonalidades, mujeres vestidas de negro, insignias que se disponen y costaleros preparados para que al sonido del llamador, el gran paso de misterio del Descendimiento salga a la calle, gran monumentalidad de este paso que se eleva poco a poco al cielo con un resultado imponente y una gran vistosidad que hace que a lo largo de su recorrido los costaleros tengan que realizar un esfuerzo superior para mantener bien el equilibrio y haciendo que sus movimientos se realicen con suavidad y armonía. El recorrido por las calles estrechas de Baeza, acrecienta la magnitud de este gran paso de misterio, que sobrecoge a todo aquel que lo contempla
“Junto a la Cruz de Jesús, permanecía de pie su Madre” (San Juan19, 25).
IMÁGENES TITULARES.
Estamos ante un imponente paso de misterio neobarroco, siguiendo la estela de matices y puntos de vista del conjunto de la Quinta Angustia de Sevilla. Cristo muerto en la Cruz, su cuerpo inerte es descolgado por los dos santos varones José de Arimatea y Nicodemo, un descendimiento que se hace interminable.
La imagen dolorosa de María Santísima en su Quinta Angustia, nombre adoptado por el momento de la pasión que representa dicha imagen, está ansiosa, esperando recibir el cuerpo de su Hijo, el dolor se vuelve angustia, la angustia desconsuelo que le rompe el corazón y es que no hay dolor mas gran de que el de una madre que ha perdido a su hijo, una bella obra sacada de la gubia de D. Antonio J. Dubé Herdúgo, mano de la cual sale también el Discípulo amado, San Juan Evangelista, que acompaña a este gran paso de misterio al igual que la imagen de María Magdalena.